Verano y actividad física: qué tener en cuenta para cuidar nuestra salud

En una nueva entrega de la columna Actividad física y salud, el profesor Mario Alba nos deja algunas recomendaciones para empezar a movernos o continuar haciéndolo sin perjudicar nuestro organismo.
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En la nota anterior habíamos concluido en analizar cómo influían, en nuestra calidad de vida, un adecuado desarrollo de la fuerza, la resistencia y la flexibilidad. Pero, nos pareció oportuno hacer un paréntesis en el tema para dedicarle un comentario a algo que, a priori, parece de poca importancia y que cuando lo desarrollemos se darán cuenta que no es tan así. 

Se trata de una actividad física muy común, muy practicada por la mayoría de nosotros y, más aún, por las personas adultas y adultas mayores. Además, en esta época del año, es cuando más tiempo se le dedica y más adeptos reúne.  Estamos hablando de las caminatas, bicicleteadas o trote.  Y el problema no está en la actividad en sí, sino en el horario en que se la practica en estos meses de mayores temperaturas.

Cuando realizamos cualquier actividad que involucre movimientos de nuestro cuerpo empezamos a sentir calor e inmediatamente comenzamos a transpirar, algunos más, otros menos; pero todos irremediablemente transpiramos. Y esto es muy necesario, porque la transpiración cumple la función de regular nuestra temperatura corporal (función termorreguladora).  Si este proceso no pudiera llevarse a cabo, nuestra temperatura corporal iría en aumento y en algún momento el organismo colapsaría. A modo de ejemplo: es como si un auto, que está marchando se quede sin líquido refrigerante en el radiador; en algún  momento, se rompe y deja de marchar y seguramente con daños irreparables. 

Lo mismo ocurre con nuestro organismo. Pero, ¿qué tiene que ver todo esto con las caminatas, trotes o bicicleteadas en esta época del año?

Es muy importante tener en cuenta que cuando la temperatura exterior es alta (mayor a 29-30 grados) y la humedad relativa del ambiente es elevada (mayor a 70-80 %) las condiciones para realizar actividades físicas no son las mejores y, para las personas adultas y adultas mayores, peor aún. ¿Y donde está el problema?

El problema empieza, cuando nuestros poros de la piel empiezan a transpirar, las gotitas de sudor que empiezan a fluir a la superficie, porque la humedad relativa del ambiente es muy alta, no pueden evaporarse y quedan ahí, tapando la salida de la próxima gotita que viene y así en todo nuestro cuerpo.  La función termorreguladora no se cumple y nuestro cuerpo colapsa con el tan temido golpe de calor

Por eso, dijimos al comienzo de nuestra nota que era un tema importante.  En estos meses se ve a mucha gente que toma la determinación de empezar a caminar o bicicletear o, simplemente, continúa haciendo esta actividad como lo venía haciendo en todo el año entre las 13 y 15 horas. En invierno, lógicamente, la temperatura es mas agradable. Lamentablemente, a fines de la primavera y durante el verano este horario no es conveniente y peor aún si la humedad es muy elevada, cosa que por estos días está ocurriendo.

Entonces recuerde, temperatura exterior alta y humedad relativa del ambiente elevada es una combinación explosiva para nuestro cuerpo a la hora de realizar actividad física.

El consejo no sería dejar de realizar mis caminatas o empezar a hacerlas, sino, utilizar las primeras horas de la mañana o las últimas de la tarde

En la próxima, retomaremos nuestro tema de las capacidades físicas. 

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