Un especialista en materia laboral analizó los últimos datos oficiales. “En comparación con un año atrás los números son desoladores: 186.814 trabajadores registrados perdieron su empleo (el 66,4% del sector privado, el 23,1% del público y el 10,5% de casas particulares)”, explicó.

Por Luis Campos. Investigador del Instituto de Estudios y Formación (IEF) de la CTA – Autónoma*
En octubre volvió a crecer el empleo registrado (SIPA). El gobierno festeja este dato, pero hay que tomarlo con precaución. La suba viene siendo muy leve y está lejos de tener una magnitud significativa.
En comparación con un año atrás los números son desoladores: 186.814 trabajadores registrados perdieron su empleo (el 66,4% del sector privado, el 23,1% del público y el 10,5% de casas particulares).

En el sector privado van tres meses consecutivos de suba. Desde julio se incrementó en 17.360 la cantidad de trabajadores, contra una caída de 178.451 en los 11 meses anteriores.

La explicación oficial es que, así como en la caída las empresas intentan retener personal, en la recuperación tardan en contratar (tienen capacidad ociosa, recurren a horas extras). Solo un crecimiento sostenido en el tiempo tendría un impacto significativo en el empleo.
Sin embargo, si afinamos un poco el lápiz la situación es más delicada. Al ajustar el crecimiento del empleo del sector privado por la evolución de la población (asumiendo una tasa de actividad constante), la variación positiva de estos meses es incluso más exigua.

Detengámonos en este punto. La población de nuestro país aumenta un 0,9% por año. Para mantenerse constante en términos relativos (que es lo que verdaderamente importa), el empleo tendría que crecer en la misma proporción (sería ideal que subiera).
Si incluimos el aumento vegetativo de la población, la cuenta en los últimos tres meses da muy distinta. La relación empleo registrado / población siguió empeorando en agosto, mejoró en septiembre y fue casi neutra en octubre.
Por ahora el empleo en el sector privado está lejos de mostrar un crecimiento sostenido, más bien está estable. Si en los próximos meses la tasa de crecimiento se va a incrementar es algo que está por verse.
La industria está teniendo un comportamiento dispar. Lleva tres meses consecutivos de crecimiento, empujada por alimentos y bebidas (+1,1%). Por el contrario, automotrices y neumáticos (-0,8%) y textiles y calzado (-0,6%) todavía no encontraron el piso.
Por el lado de las provincias, la heterogeneidad sigue siendo la regla. Mientras algunas ya recuperaron el nivel de empleo de un año atrás (Neuquén, Mendoza, Río Negro, Tucumán). Otras siguen mostrando variaciones muy negativas, incluso cercanas al 10% (Formosa, La Rioja).

En el corto plazo, la única suba fuerte puede venir por el lado de la construcción, que está sufriendo una mini pandemia. Puede crecer muy rápido si hay decisión política. ¿Aumento de la obra pública en 2025? No parece estar en la agenda del gobierno.

En el sector público el empleo sigue relativamente estable en términos agregados. Desde mayo se mantuvo sin mayores variaciones, luego de la caída que había registrado en los primeros meses del año.

En casas particulares el retroceso del empleo registrado no se detiene, la pandemia para ellas no terminó. En octubre se perdieron cerca de dos mil puestos de trabajo, casi la misma cantidad que se crearon en el resto del sector privado registrado.
Por el lado de los salarios, en octubre el sector privado registrado tuvo un salto importante. El aumento nominal fue del 5%, por encima del 2,7% del IPC. En noviembre también habría crecido en términos reales.
El salario real en el sector privado ya está por encima de noviembre de 2023 (el público está muy lejos todavía). ¿La baja ponderación de los servicios en el IPC-Indec explica esta variación? Algo de eso hay. Si usáramos el IPC CABA todavía estaría unos puntos por debajo.

La dinámica del empleo registrado se habría sostenido en noviembre. La EIL mostró un crecimiento del 0,2% y las suspensiones se mantuvieron en niveles relativamente estables, afectando a 4,6 cada mil trabajadores.

Para adelante la primera pregunta es si es posible incrementar la tasa de crecimiento del empleo registrado. De lo contrario, podemos ir a un escenario de un incremento exiguo que a duras penas alcance para compensar el crecimiento vegetativo de la población.
En el corto plazo, la única alternativa parece ser la construcción. No luce razonable ni sostenible que actualmente haya casi 100.000 trabajadores registrados menos que a comienzos de 2018. Podría haber un rebote muy rápido por ahí.
En paralelo, habrá que ver los impactos sectoriales de los nuevos equilibrios macroeconómicos y la anunciada apertura externa. En algunas ramas industriales esto puede tener consecuencias muy duras e impulsar conflictos de alta intensidad.
En el corto plazo difícilmente vayamos a ver incrementos fuertes en la tasa de desocupación, pero sí problemas serios a nivel sectorial. El escenario de un empleo estancado en términos relativos puede instalarse como uno de los más probables.
*Análisis publicado por Luis Campos (Investigador del Instituto de Estudios y Formación de la CTA – Autónoma) en X.