En una nueva columna, el profesor Mario Alba nos cuenta los beneficios de mejorar la resistencia y, por ende, la frecuencia cardíaca.

Finalizamos la columna de febrero diciendo que nos íbamos a ocupar de la “vedet” de las cualidades físicas: la fuerza. Pero recordé un dato para hacerles un comentario importante sobre los beneficios que nos aporta mejorar nuestra resistencia. Así que, dejaremos nuevamente para la próxima hablar sobre la fuerza.
Mejorando nuestra resistencia sabemos que se fortalecen los pulmones y el corazón, mejora el funcionamiento de los músculos, aumenta la velocidad de la circulación de oxígeno, disminuye la presión arterial, disminuye el riesgo de ataque cardíaco, y muchos otros beneficios más que ya todos sabemos. Pero, hay un beneficio muy importante y es que, con la mejora de nuestra resistencia, disminuye la frecuencia cardíaca, ¿y qué es esto?
Vayamos, entonces, a un ejemplo. El corazón es un músculo que se contrae y se relaja (late) como cualquier otro músculo de nuestro cuerpo, pero que a diferencia de un músculo, como puede ser el de un brazo, su contracción no es voluntaria. ¿Qué quiere decir esto? Que un músculo del brazo, se contrae y se relaja si nosotros le enviamos una orden de manera consciente; en cambio, el corazón se contrae y se relaja en forma automática pero que, al igual que el músculo del brazo, mejora con el entrenamiento.
Cualquier músculo mejorará en su capacidad de fuerza, en su tono (firmeza), en soportar mejor los esfuerzos, etcétera, etcétera. El corazón mejorará al disminuir su frecuencia, es decir, la cantidad de veces que se contrae y se relaja por minuto. ¿Y dónde está el beneficio? El corazón de un adulto en reposo late entre 60 y 100 veces por minuto.
Tomemos como ejemplo unos 75 latidos por minuto, y hagamos esta cuenta: 75 latidos por minuto son 4.500 latidos en 1 hora. Si a esto, lo multiplicamos por 24 horas (1 día), nos da 108.000 latidos. Si lo multiplicamos por 365 días (1 año) llegamos a los 39.420.000 latidos. Entonces, ese corazón que tomamos como ejemplo, late 39.420.000 de veces por año.
Ahora bien, si la persona que tiene ese corazón que late 75 veces por minuto en estado de reposo y 39.450.000 de veces en 1 año, decide empezar a caminar o bicicletear para mejorar su resistencia va a lograr, por los efectos de ese entrenamiento, uno de los beneficios que nos aporta y que es la disminución de la frecuencia cardíaca. Entonces, supongamos que después de un tiempo de salir a caminar o bicicletear 3-4 veces por semana y de “sacar” al corazón de ese ritmo de latidos en reposo, logramos que la frecuencia cardíaca disminuya 70 latidos por minuto.
Y entonces hagamos nuevamente la cuenta anterior: 70 por 1 hora y nos da 4.200. A este resultado lo multiplicamos por 24 horas y llegamos a 100.800 y lo hacemos por 356 días y tenemos como resultado 36.792.000 de latidos en 1 año.
Ahora, hagamos el cálculo final y comparemos :
75 latidos en reposo durante un año: 39.420.000 de latidos.
70 latidos en reposo durante un año: 36.792.000 de latidos
Por haber entrenado nuestra resistencia, logramos “ahorrar” 2.628.000 en un año. Y si quiere, haga usted mismo la cuenta y multiplique ese “ahorro” por unos 30 años y se dará cuenta cuán importante es tener nuestra resistencia entrenada. Para tener más dimensión del beneficio, compare al corazón con el motor de un auto: viaje a una velocidad de 120 km por hora en cuarta velocidad, mire el cuenta revoluciones del motor. Después, coloque la quinta velocidad, verá cómo las revoluciones del motor descienden y el motor marcha más aliviado. Con el corazón pasa exactamente igual. Mejorando nuestra capacidad de resistencia, hacemos que nuestro corazón impulse la sangre a todo nuestro organismo con menor esfuerzo y, todos sabemos, que a menor esfuerzo, mayor “durabilidad”
Pero recuerde, para mejorar la resistencia hace falta el asesoramiento de un Profesor de Educación Física, de un chequeo médico completo y entender que esos beneficios se logran con progresión, con continuidad, con paciencia, con un método (plan de entrenamiento), con perseverancia.
Hasta la próxima.