“¿Por qué paramos?”

Un especialista en el mundo laboral opinó sobre los motivos de la huelga general convocada para mañana.
Foto: TN

Por Luis Campos / Investigador del Instituto de Estudios y Formación de la CTA-A*

¿Por qué paramos? Toda huelga general es política. Esta también lo es, como lo fue la primera que hicimos allá por 1902 convocada por la FOA. Pero no es solo un reclamo contra el gobierno de Javier Milei. Hay muchas otras razones que lo exceden.

Paramos porque tener un recibo de sueldo no puede ser considerado un privilegio. Cada vez somos menos los trabajadores formales que tenemos acceso a los derechos laborales y más los que no tienen vacaciones, licencias de ningún tipo, cobertura social, derechos sindicales, etcétera.

Paramos porque somos los que producimos la riqueza y quienes padecemos la pobreza. Cada vez son más los trabajadores que tienen que extender su jornada o tener varios trabajos para tener un ingreso que les permita acceder a una canasta de consumos básicos.

Paramos porque no somos la casta pero somos quienes soportamos el ajuste de una economía que hace mucho tiempo no funciona. En la última década nuestro salario no paró de caer.

Paramos porque tenemos derecho a cuidar y a ser cuidados. Sin embargo, el Estado se desentiende cada vez más de esta obligación y ella se traslada a los hogares, afectando con mucha más intensidad a las trabajadoras mujeres.

Paramos porque las únicas reformas laborales que se impulsan son para quitarnos derechos, para que trabajemos más por menos. Mientras tanto, no hay ninguna iniciativa para garantizarle derechos a los millones de trabajadores que están por fuera del sistema formal.

Paramos porque tenemos derecho a dejar de trabajar cuando el cuerpo y la cabeza no dan más, y que ello no signifique una carga sobre nuestras familias. Por eso luchamos por un sistema previsional que garantice los derechos de las personas mayores, hayan aportado o no.

Paramos porque tenemos derecho a formarnos en un sistema público que nos garantice oportunidades a todos. El punto de partida de cada uno es distinto, debilitar la educación pública lo único que hace es perpetuar una sociedad más desigual y más injusta.

Paramos porque queremos un Estado que promueva el desarrollo científico y tecnológico, al servicio de las mayorías populares. Mandar a los científicos a lavar los platos sólo subordina la producción de CyT a las necesidades del mercado y le quita toda potencia transformadora.

Paramos porque la salud y el transporte no son simples mercancías, disponibles solo para quienes puedan pagarlas. En un país más justo los hijos e hijas de los ricos se atienden en el mismo hospital que los de los pobres, y viajan en el mismo colectivo.

Paramos porque no creemos que la mano invisible del mercado vaya a resolver estos problemas. Si nuestro país solo va a producir bienes primarios con poco valor agregado, somos millones los que sobramos. Contra eso también nos rebelamos.

Paramos porque caer una y otra vez en las manos del Fondo Monetario Internacional no es ninguna solución para los problemas de las personas que vivimos en Argentina. La historia se empeña en demostrarnos lo contrario.

Javier Milei está hoy al frente del Gobierno Nacional, pero más temprano que tarde las fracciones sociales que lo sostienen lo descartarán y buscarán su reemplazo. Una huelga general no se dirige contra una persona, es solo una muestra de que la lucha de clases sigue vigente.

Durante una huelga general los trabajadores nos rebelamos contra un sistema injusto y tenemos la oportunidad de ser verdaderamente libres. Es un día de lucha y de festejo. Somos nosotros quienes movemos el mundo y también somos quienes podemos pararlo.

*Luis Campos es investigador del Instituto de Estudios y Formación de la CTA-A, especialista en el mundo laboral y autor del libro La Fortaleza, sobre la historia del sindicalismo argentino.

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